- mayo 20th, 2016 |
¿Con plantillas o sin? ¿Rígidos o flexibles? Te contamos las claves para escogerlos.
El momento en el que tu pequeño da sus primeros pasos es muy especial. Para ti porque ves como está aprendiendo a caminar por sí mismo, pero sobre todo para él, que se lanza y se demuestra a sí mismo y al mundo entero que va a por todas. Para hacerlo de la mejor manera posible, debe ir bien equipado. Los expertos aseguran que el zapato del niño que empieza a andar no debería llevar una plantilla anatómica. Para escoger el más adecuado, te contamos algunos puntos importantes:
- Escoge unos zapatos flexibles para sus primeros pasos. No es el zapato el que forma el pie. Son los músculos tendones y ligamentos de la planta los responsables y el zapato no debe impedirlo. En la tienda, puedes comprobarlo intentando doblar la parte delantera. Si se dobla fácilmente, son adecuados.
- De hecho, para los niños de alrededor de un año, los zapatos deberían ser algo parecido a un guante. Deben ser zapatos que se adapten a las irregularidades del terreno. El niño debe ser capaz de percibir las diferentes sensaciones de andar por diferentes tipos de suelos: lisos, rugosos, … De esta manera, cada vez que ande irá reforzando su musculatura y articulaciones.
- En cuanto a la talla: pruébaselos con los calcetines puestos y asegúrate de que quede un espacio de entre 0,5 y 1,5 centímetros entre su dedo más largo y el zapato. ¡Los pies de los bebés crecen muy rápido!
- La piel es el mejor material, el más flexible y el que permite una mejor transpiración.
- Y, por último, si el método de cierre o abrochado es sobre el empeine o la lengüeta, mejor. El pie estaré bien sujeto, aunque tendrá movilidad. Para las primeras edades, el velcro es una buena opción (mejor que los cordones) ya que él mismo aprenderá antes a ponerse y quitarse los zapatos solo.
Antiguamente, se tendía a hacer zapatos muy rígidos con plantillas anatómicas que tenían que ayudar a “formar el pie del niño”. ¡Error! Desde su nacimiento, el bebé usa su cuerpo para explorar el mundo que le rodea. Al empezar a caminar, debe seguir el mismo curso. Sus pies juegan un papel clave en su desarrollo y con zapatos demasiado rígidos se les resta una sensibilidad que resulta clave en su crecimiento.
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